domingo, 12 de enero de 2014

Importancia de las emociones en los niños y adultos

A los largo de los siglos , nos hemos esforzado en domar las emociones, en encerrarlas en sistemas de vidas ordenados y represivos, en intentar disimular nuestra tristeza ante nuestros hijos para que ellos no lo noten , con la creencia de evitarlos daño, pero ¿acaso los niños no sienten?, ¿no perciben nuestros estaos emocionales?, claro que sí. Ellos están aprendiendo sienten cómo nosotros y a veces se mueven con emociones contradictorias que no saben como manifestar. 

Los hijos aprenderán a expresar, en función de cómo nosotros lo manifestemos, si reprimimos emociones, ellos aprenderán a no expresar. No podemos escondernos tras la ignorancia, porque hoy en día sabemos que la violencia , sólo engendra violencia, si pegamos a nuestros hijos, probablemente, ellos pegarán a sus hijos, si les educamos sin desarrollar autoestima, dejarán que los demás los maltraten. Si les damos nuestro amor de forma condicional, sólo sabrán amar esperando algo a cambio.





El primer paso para entender las emociones de los demás es conocerse a uno mismo, escarbar en nuestro sustrato emocional, destripar nuestros impulsos y entender las fuentes de nuestra ira y dolor, para convivir armoniosamente con nuestra emociones y la de los demás. Gracias a la plasticidad del cerebro aunque nuestros patrones emocionales sean negativos podemos mejorarlos y repararlos, sólo hay que aprender a analizar y comprender el sustrato emocional de nuestras vidas.

Cada emoción reprimida dejará de manera sigilosa su impronta en nuestro comportamiento a través de patrones emocionales que deciden por nosotros, probablemente en contra de nuestros intereses.

La media de los niños accidentales están más nerviosos, más irritables, más deprimidos y se sienten más solos. Su comportamiento es más impulsivo y desobediente. La madurez emocional del niño será clave en el manejo de circunstancias adversas. A los padres, se les dan generalmente normas, para corregir el comportamiento de sus niños, pero se ignoran sentimientos y emociones que subyacen tras ese comportamiento. Cuando los padres ofrecen empatía a sus hijos y les ayudan a enfrentarse a las emociones negativas, se crearán lazos, de lealtad y afecto entre padres e hijos. 

Es importante empezar con los niños desde bien pequeños , manifestando todo el cariños que necesitan, ayudando a identificar emociones, a ponerles nombre. 

Los niños de dos años, están en una etapa importante de su desarrollo emocional y aunque siguen centrados en ellos mismos y están en la denominada etapa egocéntrica, pueden comenzar a aprender a interactuar con los demás y empiezan a reconocer y observar los sentimientos de los demás y es importante que aprendan a ponerle nombre.





Bibliografía: brújula para navegantes emocionales




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