La sociedad actual, ha ido cambiando respecto al tema del divorcio o separación, lo que antes se consideraba anatema e inmoral, ha pasado a ser lo más frecuente. Es necesario normalizar el divorcio, que supone más beneficios que perjucios para los menores, ya que resultan más afectados psicológicamente en largas e intensas situaciones conflictivas, para las que la separación deviene como única solución.
Todo cambio y crisis vital se asocia a incertidumbre y sufrimiento. Los niños ante el divorcio sienten su impotencia para ayudar a resolver el conflicto, quieren que sus papás dejen de pelear, no saben cómo lograrlo y si se involucran son víctimas del conflicto de sus padres.
Diversas situaciones parentales conllevan un riesgo para el desarrollo emocional del niño:
"Niño maduro": Hay que estar alerta frente a respuestas que los padres interpretan como madurez. Esta reacción interpretada por los padres como signo de comprensión del divorcio, en ocasiones enmascara emociones que no afloran y repercuten en el desarrollo emocional del niño. Tras esta supuesta madurez puede estar presente un niño que sufre en silencio y que no se atreve a expresar lo que siente. Hay niños que disimulan el impacto que ejerce sobre ellos y creen que sus padres sufrirán más si les ven preocupados, y ocultan lo que sienten. El entorno capta que el niño se vuelve más adulto, más responsable, renunciando a intereses propios de su edad. Es necesario que el adulto no permita esto.
"Niños espía": El querer saber del ex-cónyuge a través de los hijos, es uno de los errores que más frecuentemente se cometen.
"Niño dividido": Después de la separación son muchos los padres que sienten la necesidad de borrar y negar la existencia del otro. En un intento de borrarlo, no se le nombra, se ignoran acontecimientos relevante vividos con el otro/a. El niño aprende que no debe hablar nada relacionado con su padre/madre.
"Niño mensajero": Se utiliza al niño como mensajero para un conflicto que en realidad es de los padres, es una situación que deben solucionar los padres y en la que se involucra al niño por la incompetencia de estos para resolverla. Al dejar al niño en medio y colocarle en situación de informar al otro lo convertimos en un niño mensajero.
Niño colchón: Niño que amortigua el conflicto entre sus padres, soporta descalificaciones de un progenitor contra otro.
Niño confidente: niños que son utilizados como confidentes por parte de los padres. El niño no está preparado para asimilar esta información y pueden sentirse culpables y traidores, porque tienen información que poseen y que ocultan al otro progenitor.
Niño víctima del sacrificio de sus padres: frases como "he renunciado a todo por ti"..., etc.
Niño ante conflicto de lealtades: El niño quiere a ambos progenitores, depende emocionalmente de ellos, para sentirse bien necesita agradarles y que estos le trasmitan aceptación. Pero hay situaciones en las que es imposible agradar a dos personas con intereses contrapuestos, surge entonces el conflicto porque no quiere defraudar a ninguno.